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La Piel del Tambor

Dos

Dos Hormigueos en labios que besan,
humedad incierta, bocados blancos.
El leve sudor en la madrugada.
Es tarde,
y las yemas de mis dedos me buscan en tu piel.
Espero, anhelo, no se qué...
Siento rabia de no saber acercarme
a los pedazos verdigrises de tristeza
que se demora en tus ojos.
Y despliego mis velas, rumbo a tu boca.
El viento sopla débil,
pero se torna cada vez más fuerte
empujando mi barco.
Me hace temer perderme,
sin medios para volver a orientarme.
Pero me arrastra,
me arrastra y te dejo llevarme a tierras oscuras,
infinitas, o al menos eso deseo.
Pero vuelvo a la superficie, con sal en el pelo
y ganas de adentrarme una vez más.
Media luz, de una estrella que se apaga.
Más distancia entre ambos
que crecerá entre la melancolía de tus besos
y la indiferencia de una estrella que nos alumbraba.
Despliego mis velas,
rumbo a tierras que no conoces,
tumbo a tierras de nadie.

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