Perdone,señora
Hace un mes que pasó lo que voy a contar ahora,pero lo he recordado,no sé porqué y como me ha dejado una sonrisa en la cara,quiero contarlo.
Cuando iba para Sevilla,por la feria de abril,iba bastante cargada con la maleta y tal(no lo puedo evitar,siempre peto la maleta,porque soy demasiado previsora).El caso es que cogí el autobús para la estación y me coloqué de pie delante de un espacio de estos que hay entre asiento y asiento,donde a veces se sientan los niños.Y había uno,pequeñito,de cinco a siete años de edad.
Iba yo pensando en mis cosas(las ganas de ir a la feria,jeje)y de pronto noté un dedo en mi espalda,que reclamaba mi atención.Cuando miré hacia atrás el niño me miraba con intenciones de bajarse y me dijo:"perdone,señora,¿me deja bajar?" y no pude evitar sonreir y decirle:"claro que sí,pasa".
Mi reflexión:
1.El niño era un encanto,teniendo en cuenta lo que hay por ahí hoy día,de niños descarados y malhablados,fatalmente educados por los padres,este era un sol.Ojalá fueran todos así.
2.¿Cómo me vería el niño para llamarme señora?Quizá dentro de unos años que me llamen señora me sienta fatal,pero en esa ocasión,lo único que me causa es risa,de ser considerada "señora".
Fue un momento simpático.El resto del viaje fui más contenta aún si cabe hacia Sevilla.
1 comentario
Rafael -
Besillos.